Dicen que hay un mundo de tentaciones. También hay caramelos en forma de corazón. A veces, en una tarde cualquiera, la dulzura se convierte en palabras. Sí, es como la vida misma. Nos gustan las cosas dulces pero buscamos las cosas amargas.
Esta es una expresión visceral de los deseos humanos, representados con la viveza y fuerza del acrílico. Me inspiré en el dinamismo del expresionismo para reflejar la intensidad de nuestras tentaciones internas. Cada pincelada y color intenso habla de la lucha interna y la pasión que nos mueve. Al traer esta pieza a su hogar, está invitando a una conversación continua sobre los deseos que nos definen y desafían.
